Gotemburgo sigue regalándome días despejados y soleados, casi me parece mentira estar ya al borde de diciembre y tener este tiempo maravilloso. Aún así, desde que el cielo dejó de estar cubierto por nubes, se ha notado un descenso de las temperaturas. Se empiezan a ver niños jugando con los lagos congelados y la ciudad se prepara para la Navidad. Toda la ciudad está llena de luces; las tiendas, decoradas; las casas con velas en las ventanas y los supermercados llenos de chocolates y calendarios de adviento. En esta ciudad se puede oler a Navidad.



Mientras tanto, yo sigo estudiando para el examen del martes, aunque no puedo evitar darme una vuelta por la mañana (estas fotos son de esta misma mañana) para aprovechar el lujo de tener rayos de sol en esta época del año, que tanta falta hacen...